Tuvimos el placer de dialogar con el destacado jinete sanjuanino Maximiliano Turcuman repasando los mejores momentos de su importante trayectoria, y sobre un presente muy feliz por la tradición familiar en la equitación que disfruta a pleno.
El apellido Turcuman refleja fielmente la pasión familiar por los saltos hípicos y tuvimos la posibilidad de comprobarlo en el Clasificatorio Valla Uno realizado en Mendoza hace algunas semanas. Maximiliano, de 49 años, con sus logros nacionales e internacionales ha tenido un merecido reconocimiento dentro de esta disciplina. Pero su día a día actualmente se complementa con la satisfacción de ver a su padre José Mario manteniéndose activo entrenando y compitiendo con 75 años, y observando el crecimiento paulatino en el mismo deporte de sus hijos Ignacio (15) y Nicolás (13), que se destacan en pre junior y children, respectivamente. Y la alegría es todavía mayor con su esposa, Daniela Segado, que participa en amateur. Solamente el más pequeño de sus hijos, Bautista (12), ha elegido hasta aquí una práctica distinta en el deporte, por el lado del judo y el rugby.
«Empecé a montar cuando tenía 6 años, hace 43. Desde que nací mi viejo me llevaba al club, es una tradición familiar ya que mi abuelo Pepe tenía caballos de carrera. Solamente he practicado saltos hípicos, reconozco que soy poco habilidoso para las otras disciplinas. En base a esfuerzo y entrenamiento logré llegar en este deporte que es el que amo, a lo sumo alguna vez jugamos al fútbol con amigos, pero nunca con entrenamiento ni nada de eso», nos contó Maximiliano en la introducción desde San Juan, la ciudad y provincia que lo ha tenido en los últimos años como uno de sus referentes deportivos.
Un repaso por solamente parte de sus principales logros así lo demuestra. «Con Cuatro Soles Principito gané la World Cup de El Capricho, quedé segundo en la World Cup de Sol de Mayo, gané el aniversario del Club Hípico Argentino, innumerables clasificaciones en El Capricho, en el San Jorge Village, en Nacionales, fue un caballo que me dio muchas satisfacciones. Además en nuestra zona pudimos ganar el Gran Premio Cordillerano y Gran Premio Vendimia, que son de mucha importancia para nosotros», enumeró con orgullo.
Además, en 2018 estuvo en las puertas del Mundial de Estados Unidos. «Hicimos una gira previa muy buena, quedé seleccionado, y luego fui suplente antes del Mundial. Lamentablemente el caballo tuvo una lesión, saltamos la prueba de ambientación únicamente, pero no deja de ser un logro», recordó de un momento de sabor algo agridulce, pero que no deja de resaltar su nivel deportivo.
Tuvo un párrafo especial describiendo a quien le permitió dentro de las pistas esas conquistas. «Creo que Cuatro Soles Principito fue el caballo de la vida, el que te toca una sola vez, y al día de hoy que no estoy en la alta competencia ese caballo se lo pasé a mi hijo José Ignacio que está saltando pre junior 1m30 …y nos sigue dando satisfacciones. No puedo no estar agradecido por lo que me dio a mi y lo que le da hoy a mi hijo».
En el día a día dentro del Club Hípico San Juan, su casa de siempre en lo deportivo, atesora momentos imborrables disfrutando junto a sus seres queridos. «Entrenamos todos los días con mis hijos y mi papá, que con 75 años no falta nunca. Mis hijos solamente no asisten los lunes, o salvo temas de estudios, pero ellos entrenan con Ricardo Yacante que para mi es el mejor profesor de la Argentina para formar los chicos, un creador de campeones».
Finalmente resumió las emociones del fin de semana en Mendoza, donde Nicolás se lució siendo primero con Justine (0 faltas sábado y domingo) y segundo con Barby en 1m10; y José Mario segundo con Grama Chealis. «En el Valla Uno vivimos momentos únicos, fue emocionante poder ver a mi viejo saltando con el nieto y en la misma prueba, clasificando en distintas categorías. Verlos compartiendo el podio fue una satisfacción imborrable, que nos permite disfrutar este hermoso deporte».