Lara Fernández se consagró en el prestigioso evento realizado en Mar del Plata con Candil Poesía. Desde Puerto Madryn nos contó su alegría y sacrificios que tuvieron recompensa con este gran logro, además de sus ilusiones de continuar creciendo paulatinamente dentro del deporte que la apasiona.
Argentina fue gran protagonista del Campeonato Sudamericano Sub-21 de saltos hípicos que se llevó a cabo del 17 al 22 de octubre en Mar del Plata. El Haras Santa María del Mar albergó a las promesas de esta parte del continente en la siempre esperada cita del calendario de la Federación Ecuestre Internacional.
Dentro de esta fiesta hípica con más de 130 binomios de ocho países una de las satisfacciones más grandes fue la obtenida por la chubutense Lara Fernández, que se consagró campeona (medalla de oro) en la categoría Pre Junior Individual montando a Candil Poesía, pero también consiguió la presea de bronce en la prueba por equipos.
“Tengo 15 años, empecé a participar a los 7, aunque ya montaba de antes. Arranqué gracias a mi hermana ya que ella practicaba este deporte desde hacía varios años y me alentó a seguir en la disciplina”, describió Larita sobre sus comienzos.
Por las particularidades de la geografía argentina, puede decirse que tiene dos personas importantes en su preparación y entrenamiento. “Mi profesor es Alexis Trosch, el que me entrena y me cuida las yeguas, ya que ellas están en Buenos Aires. Y cuando voy allá me entrena, y acá en el sur el que me ayuda a montar es Guillermo Berlier”, nos contó desde Puerto Madryn.
A Mar del Plata, la juvenil amazona patagónica fue con la experiencia previa de dos competencias internacionales de prestigio. “Tuve la oportunidad antes de competir en dos concursos internacionales. El primero fue en Paraguay en 2019, mi primer Sudamericano, saltando 1m10 con Candil Poesía, y el segundo fue en el Mundial en México en febrero de este año que clasifiqué gracias a Poesía. Había ganado el Clasificatorio en 1m20”.
Sobre ese Fei Children Classic lamentó que “allá no me podía llevar caballos, sino que me los daban, lo cual fue una dificultad más. Quedé 12 en la prueba individual y medalla de bronce por equipos”.
Indudablemente, en materia de resultados, la medalla de oro individual que ganó en la ciudad feliz tiene una relevancia superior y así lo describió: “es el sueño de toda persona haber ganado un Sudamericano, pero a mi me agarró un poco de sorpresa, no nos esperábamos este rendimiento tanto de la yegua como mío, de haber logrado hacer cero todos los días, no fue nada fácil y quedar medalla dorada. Realmente muy feliz con los logros que pudimos tener, con el equipo, con todos”.
Cuando le pedimos que nos cuente cómo vivió el desarrollo de su prueba, la palabra nervios y presión se repitió en algunas ocasiones, inevitable en este tipo de eventos de alto nivel.
“El primer día era el recorrido por tiempo, pude hacer cero faltas pero hicieron mejor tiempo que yo y quedé novena. En el segundo día era doble recorrido, con cero en el primero y en el segundo estaba la gente alentándome, sentí un poco la presión pero se pudo lograr nuevamente.
“En el tercer día venía con un poco mas de presión porque todos querían que haga cero y tenía dos competidoras pisándome los talones, que si tiraba un palito quedaba medalla de plata, pero traté de relajarme y llegó el segundo cero, con ese quedé medalla dorada asi que muy feliz por eso, pero con muchos nervios. Aunque son las cosas que necesitás, a veces un poquito, para poder entrar a la pista”.
LA GRAN CANDIL POESIA
Un párrafo especial, como no podía ser de otra manera, para quien le permitió lucirse dentro de la pista. “Candil Poesía fue la que formó mi carrera porque hizo que clasifique en México, Paraguay, Mar del Plata, en todos los torneos importantes. La conocemos hace mucho tiempo, desde que tiene siete años, la montaba mi hermana, luego me la pasaron a mi y hace cinco que somos un binomio. Tengo otros caballos como Candil Poema, Edu Salvador, son caballos a futuro o para las exigencias más altas, pero hay que esperarlos un tiempito”.
En cuanto a lo que pensó en el momento de ser campeona sudamericana, relató que “cuando pasé el último palo y no se había caído ninguno sabía que era medalla de oro. Pensé mucho en la yegua, en mi, porque estaba muy feliz por haberme ayudado a pasar todos los palos con cero. Luego salimos, nos hicieron como una revisión para que esté todo bien”.
Y lo más emotivo fue sin dudas la premiación, donde se valora mucho más lo conseguido para el país. “Fue muy lindo ver a toda la gente, mi yegua atrás con el petisero, mi familia, poder cantar el himno, muy feliz con ese momento. Realmente agradecida con la yegua principalmente por ponerle el corazón y la garra a todo, y también con mi familia por supuesto”, mencionó Larita.
LA DISTANCIA, UN OBSTACULO COMPLICADO
Si tenemos en cuenta lo lejos que le queda Puerto Madryn de los concursos más importantes del país, sus méritos son mayores. Y sobre esta realidad reconoció que “no es nada fácil, tengo que viajar cada 15 o 30 días, se me complica mucho por la escuela, allá (en Buenos Aires) tengo que estar no mas de dos semanas, y volverme. Tenemos que elegir los concursos, es bastante difícil realmente llevarlo con el colegio y el deporte, pero estoy esperando terminar rápidamente la escuela y poder irme a estudiar a algún lado donde estén cerca mis caballos y no se me complique tanto con el deporte”.
Todo esto no sería posible sin el apoyo de su familia, sobre todo de papá Andelino y mamá Laura, tanto en los trayectos “cortos” de Puerto Madryn a Trelew tres veces por semana para entrenar, como hacia Buenos Aires para la puesta a punto previa a los concursos. Allí la acompaña Laura.
A sus 15 años, Larita tiene muy claro lo que pretende en su pasión y así lo define: “quiero seguir en este deporte, estar ahí, buscar concursos importantes, seguir subiendo alturas, sanamente sin romper ningún caballo ni romperme a mi, si hay que esperar más tiempo lo hacemos, pero quiero seguir creciendo. Me gustaría no perder el ritmo de este deporte que es tan bello”.